La Octava Marcha Indígena llegó ayer a Urujara, a la entrada de la ciudad de La Paz, donde fueron recibidos por cientos de ciudadanos. Hoy caminarán 12 kilómetros hasta la plaza San Francisco, donde participarán de una ceremonia religiosa. Realizarán este trayecto acompañados por miles de personas. Luego podrían asistir al diálogo “directo” con el presidente Evo Morales, como dice en una carta firmada por el ministro de la Presidencia, Carlos Romero. Las y los 3000 marchistas esperan entrar a la plaza Murillo, donde se encuentra el Palacio Quemado, aunque desde el Ministerio de Gobierno informaron que aún no tomaron una decisión sobre este tema. “Entramos a la plaza Murillo para que podamos encontrarnos con el Presidente y aclarar los temas. Como marcha estamos pidiendo el cumplimiento de la Constitución Política del Estado, el respeto a los pueblos indígenas originarios, el respeto a la tierra y territorio. Y también será el momento de aclarar todas las acusaciones que nos hizo el Gobierno durante la marcha”, dijo tata Walberto Baraona, mallku de Medio Ambiente del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ).
“Tiene que ser coherente el Evo Morales, porque él dijo ‘yo voy a esperar aquí en La Paz, en la sede de Gobierno’, que está en la plaza Murillo. Si él no nos dejara entrar a la plaza Murillo nos estaría discriminando. Si hemos venido hasta aquí luego de caminar más de 60 días, ha sido porque el Gobierno nacional no ha dado solución a nuestras demandas”, dijo Baraona.
La marcha salió de Pongo a las 8 de la mañana y pasó la tranca de Urujara a las 18. A los minutos, llegó el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, César Navarro, con una carta de invitación al “diálogo” firmada por un ministro. El funcionario tuvo que retirarse a los pocos minutos, luego de recibir de la multitud una catarata de calificaciones, como “asesino”, “represor”, “maricón”, “hijo de puta”, “llunku”, “mentiroso”. La más elegante fue “Viceministro de Represión a los Movimientos Sociales”, por su vinculación con los cocaleros que en Yucumo bloquearon a la marcha hasta que llegaron los policías para apoyarlos (a los cocaleros).
“Con ellos no tenemos que dialogar nada, solamente con el Presidente podemos hablar, porque en varias invitaciones que nos han hecho a dialogar no nos han dado solución. Ellos no tienen poder de decisión para atender a las demandas de la marcha. Tuvo que retirarse Navarro de la marcha, porque nosotros no vamos a conversar con ellos, los ministros no tienen la voluntad de solucionar”, dijo el quechua Baraona. También la Policía Nacional había dicho que escoltaría a la marcha. A ningún indígena le pareció una buena idea, porque no se olvidan de la represión policial del 25 de septiembre, aunque el Gobierno nacional quiera borrar ese día de la historia.
“Nosotros no hemos pedido policías, porque ya nos han masacrado. Nosotros no vamos a permitir que nos resguarden, porque ellos deben hacer su trabajo. Nosotros nada que ver con ellos. Nosotros sabemos cuidarnos entre nosotros ¿Con qué cara podrían venir los policías a hacer seguridad a la marcha? No vamos a permitir que estén junto con nosotros”, agregó el mallku.
Las ministras
Por la mañana, fueron a Urujara las ministras de Justicia, Nilda Copa; de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo; y de Transparencia, Nardi Suxo, con ropa y alimentos para las y los marchistas, que todavía no habían llegado. Estaban algunas mujeres y hombres de la Comisión de Avanzada, encargados de preparar el lugar para la llegada de los indígenas.
Las ministras fueron abucheadas y obligadas a irse. La vicepresidenta de la Confederación de Mujeres Indígenas de Bolivia (CMIB), Judith Rivero, dijo a Erbol que las echaron porque "ya no es hora de que vengan a hacerse las solidarias. Les dijimos que nos esperen allá en La Paz, porque ellas no hicieron nada como mujeres, ni como madres, cuando los policías nos reprimieron el 25 de septiembre. Aquel día ellas debieron intervenir por nosotras, que fuimos golpeadas en el monte".
Según Suxo, fueron expulsadas porque las y los indígenas ahora son manipulados por funcionarios de la Alcaldía de La Paz, quienes cumplen tareas humanitarias. Aparentemente, la ministra ya se olvidó de que hace menos de un mes la Octava Marcha Indígena, integrada por niñas, niños, mujeres, hombres, ancianas, ancianos, fue reprimida sin miramientos por el Gobierno al que ella pertenece.
"Cuando nos disponíamos a entregar las vituallas al grupo de avanzada de la marcha, los funcionarios municipales instigaron para que no podamos proveer la ayuda humanitaria a los niños, mujeres y adultos mayores", dijo Suxo a la agencia oficial ABI. Con este discurso, el gobierno de Morales demuestra una vez más que tiene una mirada paternalista y despectiva hacia los indígenas. Según las creencias de los habitantes del Palacio Quemado, las y los indígenas no pueden pensar por sí solos; siempre deben tener a alguien con formación de la civilización occidental, algún “doctorcito” que brinde coherencia a los planteamientos de los originarios.
La ministra Copa había realizado una denuncia por un inexistente “secuestro” del canciller David Choquehuanca, quien fue obligado a marchar por los indígenas durante una hora y media en Yucumo, el 24 de septiembre. Este proceso avanza con la declaración de testigos y un show acorde, con el cual el Gobierno nacional quiere desprestigiar a la marcha. Por otro lado, la causa judicial por la represión policial a los indígenas sigue inmóvil.
La marcha saldrá hoy a las 8. Entrará por Kalajahuira, pasará por la plaza Villarroel, el Stadium, las avenidas Simón Bolívar, Camacho y Mariscal Santa Cruz, para concluir en la iglesia de San Francisco. Según las organizaciones sociales paceñas que preparan la llegada, más de 200.000 mil personas saldrán a recibirlos. El Gobierno nacional aún no decidió si les permitirá ingresar a la plaza Murillo.
"La seguridad del Palacio de Gobierno, de la Plaza Murillo, del kilómetro cero, está a cargo de la Policía boliviana. Entonces tenemos que ser cuidadosos con ello, yo estimo que debe valorarse previamente la situación para tomar una determinación", dijo el ministro de Gobierno, Wilfredo Chávez.
"Haremos los contactos necesarios para que sea en un clima de absoluta tranquilidad y vamos a preservar seguro el orden de la marcha. Lo que tenemos que garantizar es que la marcha no tenga ningún tipo de altercados, no la perjudiquen, no haya ningún incidente de algún desadaptado. Tenemos que ver eso, la Policía tiene que cuidar", dijo. En más de dos meses de marcha, los únicos “desadaptados” que aparecieron fueron los 500 policías enviados por el Gobierno para reprimir a las y los marchistas en Yucumo, Beni, el 25 de septiembre pasado. Fueron mandados por un desadaptado mayor, cuyo nombre aún no fue dado a conocer por los funcionarios del autoproclamado “Gobierno del cambio”.
Desde la octava marcha afirmaron que no se desmovilizarán hasta que el Gobierno nacional atienda a sus 16 puntos. El primero de ellos trata sobre la construcción de la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, que pasaría por el Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), aunque el Estado Plurinacional no hubiera realizado la consulta previa y constitucional a los propietarios de su millón de hectáreas: los pueblos Chimán, Mojeño y Yuracaré.
“Vamos a mantener la vigilia, vamos a mantenernos durante los días que sean necesarios. No se nos pasa por la mente volver a nuestros territorios con las manos vacías, el resultado de nuestro movimiento a nivel nacional tiene que garantizar que nos llevemos en nuestras mochilas una ley que garantice que ningún proyecto atravesará el Isiboro Sécure”, dijo el diputado indígena Pedro Nuni.
En los últimos días, las cámaras de Diputados y Senadores, con mayoría del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) aprobaron una ley de supuesta defensa del TIPNIS, según la cual el Gobierno quiere hacer la consulta a los pueblos indígenas del lugar ahora, luego de que hubiera empezado las obras la empresa brasileña OAS.
La marcha llegó a Urujara a las 18, luego de andar todo el día entre frío, niebla y 4700 metros sobre el nivel del mar que afectó mucho a las y los indígenas amazónicos. Fueron recibidos por cientos de paceños y flashes de cámaras de fotos. Entre los caminantes venía tata Rafael Quispe Flores, mallku de Industrias Extractivas del CONAMAQ, con un dolor de estómago muy fuerte. Estaba con mala cara, pero confiado de que hoy sus reclamos comenzarían a atenderse, porque así lo quiere el pueblo boliviano.
“El domingo pasado (en las elecciones judiciales, que tuvieron más del 50 por ciento de votos nulos), el pueblo le dijo ‘no’ al autoritarismo, ‘no’ al dedazo, ‘no’ a un gobierno fascista, como el que se está formando. Creemos que el Presidente debe hacer una lectura de esto y plantear la reconducción de su gobierno, ver la forma de hacer cambios estructurales en lo social, económico, político: no cambios de nombre, sino cambios estructurales. Pero como no lo va a hacer, creo que el ciclo de Evo Morales terminó. Ya cumplió su ciclo, junto con nosotros hizo la Constitución, derrotó en Porvenir a la derecha y creo que ahí terminó. De este gobierno de Evo Morales lo bueno que queda es la Constitución, con tantas deficiencias que tiene, aún después de haber pactado con la derecha Álvaro García Linera (vicepresidente de Bolivia), todavía sirve la Constitución. Él ya cumplió su ciclo, porque nunca se va a meter en su cabeza la visión del Estado Plurinacional”, dijo el aymara.
(Comisión de Comunicación de la Octava Marcha Indígena)
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